En un momento como éste, no podría estar escribiendo en un lugar mejor: mi aula de clase, mi espacio favorito, mi desahogo, mi guarida para pensar, relajarme por que no? Para llorar también.
Hoy es lunes, son casi las 3 de la tarde y aun permanezco aquí, hace mucho que todos se fueron, y en la soledad y silencio de mi salón de clase, observo y veo el trabajo que he realizdo, pero nigun adorno podria alegrar tanto el ambiente de ese lugar como las vocecitas de mis niños y sobre todo la sonrisa inocntona de ellos, los niños tienen el don natural de alegrar y sensiblizar todo espacio donde se hallen.
Este espacio sin ellos es nada, pensando en sus caritas, en sus miradas inquietas, en su vida despreocupada y relajada, me pregunto por qué los adultos, nos estresamos tanto diariamnte y hacemos lo fácil, complicado y lo limpio lo ensuciamos con nuestros prejuicios, envidias, rencores amarguras etc.etc.
Hay tanto que aprender de estas personitas, llamadas niños, y hay tanta energía positiva de qué contagiarse, mis mejores momentos de trabajo han sido pequeños detalles que se convierten en grandes recuerdos, la sensibilidad que ellos tienen aún ante mis problemas, me enternece, me gana, me deja desarmada, sobre todo cuando descubro que a pesar de ser yo la maestra hay poco que dar y tanto que recibir…niños, mi motivación de todos los días, ustedes son mi motor, la escuela, mi espacio y la enseñanza mi pasión.
Las caricias, y besos mas tiernos y sinceros los he recibido de mis niños, y doy gracias a Dios porque soy afortunada, aprender, convivir y juegar con ellos me hace consrvar todavía ese instinto de alegría y cariño desbordante, y aprendo que hay mas placer en dar amor que en recibirlo.
El amor puro aún existe, y el mayor ejemplo de esto: Los Niños………o no?
Pensando, suspirando y reflexionando ja,ja,..:
Maestra Diana
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